La canción Aunque se pare La Mula, surgió gracias a las experiencias vividas por mi familia durante nuestro recorrido migratorio; primero de Cuba a Costa Rica y luego de Centro América a los Estados Unidos. La verdad es que después de muchas dificultades y obstáculos, logramos llegar a Norte América y tener la oportunidad de comenzar una vida nueva en la ciudad de Portland, en el estado de Oregón.
Gracias a la ayuda del centro para refugiados del estado, de folkloristas como Laura Marcus, de programas culturales tales como “Art for New Immigrants y por la generosidad de amigos y músicos locales como Jan DeWeese, es que pude insertarme en la vida artística de la ciudad y tener una guitarra.
Entonces, empezamos a colaborar en varios proyectos musicales y fue cuando componer y tocar música cubana se convirtió para mí, en un modo de vida y en un medio esencial de expresión.
En cuanto al tema, lo primero que se me ocurrió fue el coro del Son Montuno: “La vida no es fácil, la vida es muy dura, pero hay que seguir pa’lante mi hermano… aunque se pare La Mula.” Y unos meses después fui componiendo la música y escribiendo las diferentes estrofas que narran historias de superación personal e incorpora personajes típicos como son el güajiro Florencio y la mula Venancia.
A través de los años interpreté la canción con diferentes grupos y formatos musicales, la cual se fue enriqueciendo poco a poco y fuimos agregándole elementos como la introducción, el mambo las improvisaciones etc.
Finalmente, “Aunque se pare La Mula” se convirtió así en mi canción más popular, cantada y bailada por audiencias de todas las edades y origen cultural.
Es por esa razón que decidí grabarla profesionalmente, con la participación de excelentes músicos cubanos y con arreglo musical mío y de Azary Alom.
Siempre deseando que la canción saliera a la luz y con el objetivo de darla a conocer al mundo, a un público más amplio y diverso, para el agrado de la presente y de las futuras generaciones.